domingo, 24 de febrero de 2013


LA CRUZ DE PRUVIA













  La Cruz de Prubia



No se si sería por supersticiones o por que antiguamente las encrucijadas de los caminos se señalaban con cruces, como es el caso de la cruz de la ería, la cruz de errados, etc,...El caso es que un la calzada romana de arenas, a no mucha distancia de la fuente “La Canal”, se encuentra una de esas encrucijadas llamada “LA CRUZ DE PRUVIA”. Aquí es donde el camino se divide, bien para ir hacia las vegas de Somas o Espinas, Fuenteteja y Los Troncos, o bien hacia Tambrín, las vegas de Humardo, o Tordín.




Existía, en los tiempos en los que las vegas parecían pueblos de lo pobladas que estaban, un par de cruces de madera en cada camino, una en el que iba hacia Somas, y otra en el que salía hacía Tordín, y existía también una sana competencia, o rivalidad, entre los pastores, para ver quién tenía la cruz mejor adornada y más agraciada, los de un lado o los del otro.
No hace muchos años que aún existía una cruz en ese lugar, pero con el tiempo, desapareció por completo...

En el verano de 2011, mientras en arenas se celebraba la semana cultural del certamen del queso de cabrales, un grupo de personas se encaminaban hacia aquel lugar portando una cruz, que hubieron de subir a cuestas y materiales para su colocación, los cuales se subieron en un mulo que les dejó para la ocasión Bernardo Mier.

Encontraron un “cadu”, lo más próximo a la encrucijada, y en él colocaron la cruz, una sola cruz para todas las vegas, y a los pies de esta, una placa que reza: “A LOS PASTORES DE ARENAS” “F. MORADIELLOS - 2009”
En el agujero en el que se colocó el pie de la cruz, introdujeron una botella en la que habían metido un papel con los nombres de todos los que estaban aquel día allí, después un recuerdo a los pastores que ya no están entre nosotros y un buen brindis con sidra seguido de una comida bien merecida.

Aquel día estuvieron presentes en la colocación de la cruz:

Francisco Moradiellos
Manuel Moradiellos
Salu Corpus
Manuel Moradiellos (hijo)
Sara Moradiellos
Daniel Posada
Luis Borbolla
Arturo Lozano
Dulce García
Carmen Fernandez
Ama Mª Moradiellos
Rene Fontain
Josefina Fernandez

Cuando “dobléis” por el Collau Castiellu  arriba, acordaros de la La cruz de Pruvia, llevarle algo para vestirla, que siempre esté bien adornada, recordar que vuestros antepasados no dejaban de subirle algo ningún día y que siempre la tenían bien cuidada, cuidemos nosotros esta.....

Por mi parte quiero dar las gracias a . Francisco Moradiellos por su gran empeño en que esta cruz esté colocada en este sitio tan especial para todos aquellos que conocemos Portudera; a él, y a todos los que le ayudaron, mil gracias...

sábado, 23 de febrero de 2013


EL ZURRON DE ALAN LOMAX


Hace ya unos sesenta años, paseaba por Arenas de Cabrales, por el barrio de Vegallanu, un hombre alto y de buena planta, acompañado de un muchacho que le seguía sin perder ni tan sólo uno de sus pasos.
Con cara incredula, miraban a las gentes del lugar haciendo sus tareas y las mismas gentes, le observaban a él preguntándose “¿Quién será esti home, tan altu y bien plantau, que tantu nos mira?. Ese hombre era, nada menos que Alan Lomax, etnomusicólogo norteamericano, considerado como uno de los mejores recopiladores de canciones populares del mundo, y que había venido a grabar los cantares típicos de la zona.

Al mismo tiempo, en el portal de casa de Adolfo Gonzalez, se hallaban sentados a la sombra´, éste mismo Adolfo, el Tíu Juan el Coju y Vicente Alvarez, hablando, pues de lo que se hablaría en aquel entonces, del “ganau, de la yerba, de ir a leña, de castañas”, en fin, de tantas y tantas cosas. Se acercó entonces Juan Ardines a hablar con ellos, y le dice a Adolfo, que “le parió una vaca dos xatos muertos, y que si le hace un zurrón para él, le regala el otro”. Adolfo acepta y se pone manos a la obra, y es en ese momento, cuando aquel hombre y su acompañante llegan hasta el portal, y acercándose a ver lo que estaba rematando ya Adolfo le pregunta:”¿Por favor, podría decirme qué es eso?’”, a lo que ninguno de los hombres hacierta a contestar ya que nada saben del extraño turista que acaba de llegar. “Esto e pa meter en ello la comida, y doblar po la peña arriba”, de esta manera le contestó el Tíu Juan. “Se lo compro, ¡cuánto pide por ello?”, contesta Lomax. “Nada , nada, no i lo vendo, regaloilo si quier usted, ya tengo yo zurrones jartos”. Entonces el hombre coge el zurrón, le da las gracias y extiende la mano para darle algo; 50 Pesetas le dió aquel americano por el zurrón, a lo que todos se quedaron perplejos.
Sin más, Lomax y su ayudante se despiden agradeciendo una vez más el regalo y los paisanos se quedan callados mirando cómo desaparece hacia el palacio de Mestas y Cosío.
“Diez duros, diome diez duros por el zurrón”, exclama Adolfo, “pero si no lo vale una vaca”........Y así se quedaron los tres hombres, preguntándose quién sería ese señor extrangero que había aparecido por ahí aquel noviembre del 52.
Cuenta Aurelia Gonzalez, que tras las grabaciones, Lomax volvió al portal de Adolfo para invitarnos a chocolate en casa Moran, a lo que los hombres no aceptaron debido a las labores que aún debían de hacer.

También yo me pregunto: ¿dónde estará ese famoso zurrón?, ¿Estará acaso en la Fundación Lomax?, ¿Seguirá su hija guardándolo como pieza de museo?.........





Alan Lomax